Las personas tenemos la tendencia a querer ver todas las cosas como absolutos: queremos clasificar siempre algo como “bueno” o “malo”, como “saludable” o “dañino”, como blanco o negro… Sin embargo, la realidad siempre es más compleja que eso, siempre en escalas de grises o, por usar un término más correcto en bioquímica, son gradientes. En cuestiones de salud, no existe ninguna cosa que siempre sea necesariamente buena o mala, sino que dependerá del contexto. No todo es blanco o negro, ni bueno o malo… Algunas veces estamos mejor en el “justo medio”, y ahí funcionan mejor las cosas: en un balance coherente… ¿no creen?

Obviamente, con esto no intento promover un estilo de vida poco saludable. Simplemente, decirte que no existe la perfección, ¡y no vale la pena que te agotes buscándola!… Paradójicamente, al estar buscando la perfección en cuestiones de nuestra salud, podemos terminar generándonos mucho más estrés en esa búsqueda imposible de lo perfecto, e irónicamente dicho estrés nos dañará e inflamará más, alejándonos de la salud.

Come cosas nutritivas la mayor parte del tiempo: comida real y con ingredientes de calidad, ejercítate y descansa de maneras coherentes, pero no te obsesiones. Preocúpate por tu salud no solo física, sino también mental y espiritual, tu ambiente psico-social y afectivo que igualmente juega un rol importantísimo en la salud integral.

Nuevamente, en la salud y bioquímica no existen los “blancos y negros”, sino que son gradientes y procesos. Considerar el contexto personal de cada individuo, en un todo, siempre es fundamental. Intentar decir que algún elemento aislado es “bueno” o “malo” por sí mismo, es imposible: todo depende, considerando contexto y circunstancias.

Por poner ejemplos: si una persona que vive con diabetes entra en hipoglucemia, y toma glucosa, se trata de una acción coherente con sus circunstancias de ese momento, aunque tendemos a ver la glucosa en muchas otras ocasiones como dañina – por lo fácil que es ingerirla en exceso con los alimentos, o dispararla en nuestra sangre, y por el hecho de que quienes vivimos con diabetes tenemos una disfunción en cómo nuestro cuerpo gestiona la glucosa. Pero la glucosa en sí misma no es que sea “buena” o “mala”; sino que es una sustancia con un rol importante qué jugar en nuestro cuerpo y en su funcionamiento energético y metabólico. En casos de hipoglucemia en circusntancias de diabetes tipo 1, tomar glucosa es lo coherente con mi salud y bienestar. Por lo que en salud casi no existen los “nunca” o “siempre”, sino que depende de las circunstancias personales de ese momento determinado.

Por poner otro ejemplo, si una persona en mis redes sociales a quien no conozco ni doy seguimiento, me pregunta que “¿qué quiere decir si tengo alto el colesterol?”, esa pregunta es imposible de contestar sin conocer un contexto, y tendré que decir “eso depende”… ¿cuál es el contexto metabólico? ¿Ese colesterol “alto” ha venido en una trayectoria de aumentar o de disminuir en el tiempo? ¿Qué estado metabólico lo acompaña en cuanto a control de glucosa sanguínea, tiene normoglucemia la mayor parte del tiempo, presencia de obesidad o no, etc.?… de nuevo, todo depende y son gradientes, más que “blancos” o “negros”.

Otro claro ejemplo de un caso en donde el contexto y objetivos pueden cambiar temporalmente, es cuando una mujer que vive con diabetes tipo 1 y está dando lactancia a su bebé. Subir los objetivos de glucemia en este caso, lo veo coherente y, si se hace de la manera adecuada, será un estado metabólico que favorezca a la madre y su hijo mientras que dura este período de alimentación coherente para el bebé, yo misma así lo hice cuando di lactancia materna. Es un contexto determinado en donde los requerimientos del cuerpo son muy diferentes que cuando no se está amamantando. Una persona de la tercera edad también podría subir sus objetivos glucémicos por ciertos factores de su contexto, por ejemplo algunos casos de insuficiencia renal.

Y también, volviendo al ángulo psicológico de no obsesionarse con la perfección, recordemos que asimismo es coherente gestionar nuestros “permisos” en un contexto de coherencia, permitiéndonos ocasionalmente ciertos placeres en forma de algunos comestibles o comportamientos que no estarán ahí de rutina, sino solamente en ocasiones puntuales y bien gestionadas, todo dentro de un balance global. ¡El contexto nunca es perfecto!…

Y en otro caso similar, quienes tenemos hijos sabemos que con mayor razón el contexto nunca será perfecto: nos tocará balancear muchas cosas y emociones encontradas; por ejemplo, quizá el mismo hecho de dar lactancia materna significará que durante la noche no dormiremos igual de bien que antes de tener hijos, pero estamos balanceando diferentes cosas: el descanso, las necesidades del niño o niña según su etapa de desarrollo, los ciclos de más o menos horas de sueño por las que va atravesando, el contexto familiar y de pareja, el apoyo de otras personas hacia la madre… ¡nunca será sencillo ni perfecto!

En estas cuestiones, vale la pena recordar los principios de algunas corrientes filosóficas como el estoicismo. Esta corriente de pensamiento, que tiene su origen en la antigua Grecia, enfatiza la importancia de vivir en la virtud para vencer la adversidad, y también de forma muy importante, la aceptación de la realidad tal como es, a fin de mantener la calma en medio del caos. Así, el estoicismo – que a veces es malentendido como “reprimir las emociones ante el sufrimiento” – propone un “sistema operativo mental” para alcanza la felicidad a través de la tranquilidad, aceptación de la realidad, virtud en nuestras maneras de actuar, templanza y disciplina. En este tema, podemos decir que los principios estoicos nos ayudan, por un lado, a hacer el esfuerzo que sin duda es necesario en la gestión de nuestra salud, pero balanceándolo también con una aceptación calmada de mi realidad tal y como es hoy.

Otro principio muy importante que muchas corrientes filosóficas y de pensamiento también enfatizan, es la importancia de tener – en nuestra vida en general y para la salud en particular – un objetivo o propósito, claro y bien definido. Este propósito se vuelve parte de nuestra identidad y nos da una dirección, de manera que los detalles mundanos (aunque puedan ser importantes), no nos distraigan del propósito global o general. Aplicando esto al terreno de la salud, será de mucho apoyo el definir un propósito u objetivo, y esforzarnos por hacer que nuestros actos sean coherentes con dicho objetivo. Así, una desviación ocasional de dicho objetivo no debe volverse una obsesión o una fuente de desánimo, sino que el aceptar con tranquilidad que existen estas desviaciones pero, mientras mis actos generalmente vayan encaminados a tener una coherencia con mi salud holística, todo deberá mantenerse en su justo balance.

Si deseas que juntos emprendamos un camino para seguir aprendiendo sobre este mismo balance, gestionando una condición como la diabetes o prediabetes – o si deseas evitarlas –, el acompañamiento de un profesional coherente hará esta travesía más efectiva y segura.

Mi experiencia y mis programas:

Soy Rosy Yáñez, soy Nutricionista con Doctorado, experta en Nutrición y Metabolismo, Diabetes, Alimentación Low-carb, medicación efectiva y ayuno intermitente.

Si quieres evitar o prevenir tener diabetes tipo 2, mejorar tu composición corporal tengas o no diabetes tipo 2, o si eres padre o madre de niños o adolescentes con diabetes o eres adulto con diabetes tipo 1 o tipo LADA y quieres seguir aprendiendo sobre el control adecuado de los niveles de glucosa en sangre, te invito a mirar más sobre mis programas de acompañamiento. Mira mis mejores recursos AQUÍ; mis programas iniciarán el próximo mes de Mayo.

Si tienes dudas, Contáctame AQUÍ por whatsapp para saber si yo te puedo ayudar: https://bit.ly/2HSj8iy