Mencioné hace poco que las asociaciones relacionadas con diabetes por todo el mundo, como la Asociación Americana de Diabetes (ADA), nos dan a quienes vivimos con diabetes un estándar de salud peor que aquél para el resto de la gente. Nos cuentan el mito de que “no se puede tener normoglucemia si se vive con diabetes” (entendiendo normoglucemia como “un nivel de glucosa en sangre igual al que tiene la persona sana que vive sin diabetes”); y con ellos nos dan desde el inicio un estándar de salud inferior, que con el tiempo prácticamente nos asegura complicaciones. Por ello, en mis escritos y mis programas de acompañamiento defiendo la idea de que la normoglucemia en diabetes no solamente es posible, sino que además es nuestro derecho. Si vivo con diabetes, tengo derecho a vivir con un nivel estable de glucosa en sangre, que me asegure salud y bienestar.
Y la normoglucemia no tendría por qué ser una cosa fuera de lo común, ni para las personas con diabetes ni para quienes viven sin ella. Durante millones de años en nuestra evolución, antes de la agricultura, las personas tenían niveles normales (es decir, bajos) de glucosa y de insulina en sangre, ya que ningún alimento disponible para la humanidad consistía en grandes cantidades de azúcares – como la glucosa que contienen todos los cereales modernos en muy alta proporción. Solamente en ciertas áreas, podía haber disponibles frutas de temporada y de región, o algunos poquísimos cereales salvajes; pero lo cierto es que la humanidad tuvo durante toda su evolución (millones de años, muchísimo más tiempo que los pocos miles de años que hemos vivido con cereales y procesados), un contexto normoglucémico. Y hoy en día seguimos teniendo esos mismos genes. Nuestros genes actuales no son fruto del azar, sino que fueron forjados bajo ese contexto normoglucémico. Hoy en día seguimos teniendo un metabolismo que sólo funciona de manera óptima con una alimentación que nos cause normoglucemia; y niveles bajos y estables de glucosa así como insulina.
Pero ahora, y en especial en las últimas décadas en que se han vuelto tan comunes los comestibles ultraprocesados, vivimos en un contexto obesogénico y diabetogénico – la diabetes especialmente de tipo 2 se vuelve cada vez más común entre la población. Además, décadas de mala ciencia e intereses comerciales nos han hecho creer que los carbohidratos “son necesarios”, poniéndolos incluso en la base de la “pirámide alimenticia” que ha enfermado al mundo. Con este conjunto de mitos, desinformación, desactualización e intereses económicos, existe ahora una total incongruencia por parte de las asociaciones especializadas en diabetes: la mencionada ADA, la Federación Internacional de la Diabetes (IDF) y el Colegio Americano de Endocrinólogos (ACE). Estas asociaciones que supuestamente ¡deberían proteger la salud de quienes vivimos con diabetes!, por el contrario nos dan un peor estándar de salud a quienes vivimos con esta condición.
Esto ha causado que ahora, los consejos de médicos, personal sanitario y profesionales en atención a la diabetes estén dando consejos, recomendaciones y parámetros que son pro-hiperglucemia, dando a entender que la persona con diabetes “no puede” tener niveles normales de glucosa en sangre como los que tendría la persona sin diabetes. Dan entonces parámetros como, por ejemplo, que los niveles de glucosa en sangre en ayunas sean entre 100-130 mg/dL, cuando en realidad este nivel es elevado, fuera del rango normal, y causará complicaciones si estamos crónicamente con esos niveles. O decir por ejemplo que para la persona con diabetes basta con tener una hemoglobina glicada HbA1c menor a 7.0; cuando en realidad yo y muchos otros profesionales sólo consideramos saludable una HbA1c menor a 5,5. Cosa que no solamente es saludable, ¡es posible para la persona que vive con diabetes!…
Especialmente en niños que viven con diabetes, es lamentablemente el daño que provocan estas premisas equivocadas y este peor estándar de salud. En este artículo sobre diabetes en niños, Stan de Loach explica a detalle cómo todos los niños normalmente tienen niveles glucémicos más bajos que los de un adulto, y cómo estos equivocados consejos pro-hiperglucemia les causan muchos más daños crónicos y a largo plazo. Él menciona que estos consejos inadecuados tuvieron su origen en el miedo a la hipoglucemia. En mi práctica actual, me encuentro muchísimo con este miedo, y con muchas personas – en especial padres de niños que viven con diabetes – que tienen verdadero pánico a que sus hijos tengan episodios de hipoglucemia severa, en especial cuando se usa insulina exógena.
En las tablas a continuación, Stan de Loach muestra las recomendaciones de niveles glucémicos por parte de la ADA, para niños que tienen Diabetes Tipo 1:
Y aquí podemos ver una comparación con las recomendaciones de la IDF y el ACE:
Y como podemos ver, ¡todos estos valores “recomendados” son demasiado altos!… Y prácticamente garantizan complicaciones diabéticas a largo plazo.
Este miedo a los episodios de hipoglucemia, en conjunto con el mito de la supuesta “necesidad de los carbohidratos en la dieta”, nos dan en el tema de diabetes una combinación lamentable: las directrices oficiales siguen diciéndonos a quienes vivimos con diabetes que “necesitamos consumir carbohidratos para evitar las hipoglucemias”. Eso sí, “contando las raciones”, algo de lo que también hablé antes, y expliqué por qué no funciona. Quienes ya hemos intentado esa estrategia, ¡sabemos que no funciona!… y lo frustrante que resulta la sensación de descontrol e impotencia. Ya que con una alimentación alta in carbohidratos, que incluye por lo general cereales modernos y otras fuentes de hidratos refinados, se vuelve imposible tener normoglucemia: vivimos siempre viajando en la montaña rusa glucémica, pasando de las hiperglucemias a los episodios de hipoglucemia. Irónicamente, eso que queríamos evitar (hipoglucemias) se vuelven más frecuentes y severas.
Esto se debe a que nuestra sangre sólo puede naturalmente soportar una cantidad sumamente pequeña de glucosa, alrededor de 4 gramos en total. Cualquier nivel superior debe ser rápidamente retirado de la sangre por medio de la insulina, pero quienes vivimos con diabetes tenemos una falta total o parcial de insulina, o insulina ineficiente. Esto se traduce en que quienes vivimos con diabetes tenemos una especie de “alergia a los carbohidratos”. Y si los consumimos más allá de pequeñísimas cantidades, entramos en un perpetuo descontrol donde nuestra glucemia jamás se encuentra estable, sino en una montaña rusa que siempre va de la hiperglucemia a los episodios de hipoglucemia. ¡Con alimentación alta en hidratos (la alimentación convencional y “de moda” que recomiendan los profesionales), se vuelve imposible el buen manejo de la diabetes!…
Este intenso temor a los episodios de hipoglucemia es un ejemplo de un temor mal enfocado, en donde algunos casos de descontrol y crisis que aparecen en los medios, causan un miedo desproporcionado. La realidad es que la hiperglucemia crónica, sostenida a través del tiempo, causa un daño mucho más severo y nos trae mucho más complicaciones a largo plazo, que los episodios de hipoglucemia. Entre los profesionales y personal sanitario hay mucha más atención puesta en evitar la hipoglucemia que la hiperglucemia, y este miedo es transmitido a las personas que viven con diabetes (y padres de niños con esta condición). Siendo que en realidad son mucho más grandes los daños causados por la hiperglucemia: nefropatía, retinopatía, cardiopatía, y muchísimas más complicaciones diabéticas que son causadas por las hiperglucemias, ¡nunca por las hipoglucemias!…
Como lo demuestra el artículo de Stan de Loach, la hipoglucemia no causa daños al cerebro, ni a las facultades cognitivas, ni provoca con el tiempo nefropatía, cardiopatía o retinopatía, mientras que la hiperglucemia sí causa todo eso. El problema es que los daños de la hiperglucemia son lentos y progresivos, van sucediendo poco a poco a lo largo de los años. Parte de este “desbalance” le podríamos llamar, entre el miedo excesivo a la hipoglucemia y la poca atención a la hiperglucemia y sus daños; viene de que en estos casos mediáticos y alarmistas, de gente que moría supuestamente “debido a una crisis de hipoglucemia” o que llevaba a cabo demandas judiciales contra médicos y sanitarios por episodios de hipoglucemia, eran muy probablemente casos donde el control de la diabetes era sumamente pobre, llegando a tener complicaciones muy graves después de años de descontrol extremo. Podemos ver ejemplos de esta información alarmista aquí, aquí, aquí y aquí.
Los endocrinólogos y personal sanitario ponen el foco mucho más en evitar la hipoglucemia porque en estos casos extremos se les pueden llegar a presentar esas demandas judiciales; es por ello que ponen toda su atención en evitar las crisis agudas como podría ser la hipoglucemia, y no en los daños crónicos que suceden lentamente, como pasa con la hiperglucemia. Y es lamentable que estos temores estén puestos en el sitio incorrecto, ya que son mucho más graves y frecuentes los daños causados por hiperglucemia crónica, que los posibles daños (mucho más leves) de un episodio hipoglucémico.
En niños y a cualquier edad, los daños asociados a la diabetes vienen de la hiperglucemia y del descontrol glucémico, no de la diabetes en sí misma. Puede haber también confusión debido a casos en que fue tras un episodio hipoglucémico (por el descontrol mencionado) que se detectó o se hizo el diagnóstico de de diabetes, pero no porque la hipoglucemia en sí misma “cause daño”, como sí lo causa la hiperglucemia crónica. Existen mitos como por ejemplo que es “normal” tener un nivel de glucosa sanguínea de 140 mg/dL en casos de diabetes gestacional, o picos similares en momentos de estrés… en realidad estos picos glucémicos causan daño siempre, y no son normales nunca, ni deberían ser normalizados.
Sólo con una alimentación baja en carbohidratos, junto con estrategidas educativas en medicación funcional y otras herramientas, puede evitarse toda esa inestabilidad: la montaña rusa glucémica. Llevando una alimentación así, se vuelve mucho más estable el nivel de glucosa en sangre, y las hipoglucemias serán mucho más leves y mucho menos frecuentes. En cambio, con una alimentación alta en hidratos de carbono, se vuelve imposible la normoglucemia que es nuestro derecho, para tener bienestar y evitar las complicaciones diabéticas. Ya que tantos los episodios severos de hipo- así como hiperglucemia, son causados únicamente por el descontrol en los niveles de glucosa y de insulina. He hablado de esto antes, al mencionar la Ley de las Pequeñas Cifras, que nos da una idea mucho más adecuada de cómo lograr normoglucemia con una alimentación muy baja en carbohidratos.
El método que enseño en mis programas de acompañamiento, propone en cambio un manejo de la diabetes mediante normoglucemia, logrando estabilidad glucémica que es la manera de poder vivir en salud y bienestar aún con la condición de diabetes. Propongo también que esta normoglucemia es un derecho, comprendido dentro del derecho a la salud cuando se vive con diabetes. La Organización Mundial de la Salud establece en sus documentos constitutivos, que todos tenemos derecho al más alto estándar posible de salud. Cuando el personal sanitario nos plantea como “imposible” esta normoglucemia por vivir con diabetes, violan nuestro derecho a la salud, esto podría incluso ser construido como un tipo de discriminación por tener una condición crónica. Esta normoglucemia en diabetes no solamente es posible, ¡también es la manera en que podremos vivir en salud y bienestar!… A pesar o gracias a la condición de diabetes.
Esta normoglucemia, en términos muy generales, puede ser definida como un nivel de glucosa sanguínea menor a 100 mg/dL; así como una hemoglobina glicada HbA1c menor a 5,4. A continuación muestro mis propios valores de Hb1Ac, aquí puede apreciarse el descontrol glucémico que tuve durante mis primeros años tras recibir el diagnóstico de diabetes tipo 1 (DT1), y en la segunda gráfica la normalidad glucémica que he logrado al comprometerme con mi aprendizaje, para el manejo de la condición de diabetes, logrando así salud y bienestar.
Y mi caso no es el único, hay otras personas excepcionales que también viven con diabetes, y que también son profesionales en el tema, cuyas trayectorias he seguido de cerca; tales como el Dr. Richard Bernstein (que vive con DT1 desde hace más de 50 años), el Dr. Stan de Loach y Ron Raab. Estos casos “excepcionales” en realidad deberían ser la norma; pues la normoglucemia en diabetes podrá no ser lo común, pero sí es posible y lo más recomendable para evitar complicaciones y vivir en bienestar. ¡También es nuestro derecho como personas que merecemos salud!…Este camino de aprendizaje se vuelve más fácil, seguro y efectivo cuando es realizado de la mano de un profesional que también vive con diabetes.
Mi experiencia y mis programas:
Soy Rosy Yáñez, soy Nutricionista con Doctorado, experta en Nutrición y Metabolismo, Diabetes, Alimentación Low-carb, medicación efectiva y ayuno intermitente.
Si quieres evitar o prevenir tener diabetes tipo 2, mejorar tu composición corporal tengas o no diabetes tipo 2, o si eres padre o madre de niños o adolescentes con diabetes o eres adulto con diabetes tipo 1 o tipo LADA y quieres seguir aprendiendo sobre el control adecuado de los niveles de glucosa en sangre, te invito a:
Mi próximo webinar privado gratuito, solo en directo, sin grabación “Keto y Ayuno para la diabetes” el 18 de abril, Apúntate AQUÍ: https://diabetesbien.com/webinar/ allí conocerás información de mucho valor y además en que consisten mis Programas de Acompañamiento.
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