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¿Por Qué No hago “Menús perfectos”?

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Durante el proceso de acompañaros en vuestro aprendizaje sobre nutrición y normoglucemia, o gestión de la diabetes, o en consultas clínicas; mucha gente me pregunta o me pide que yo les diseñe un menú, o que les proporcione algún ejemplo de menú estandarizado que ellos puedan seguir, marcando qué comer cada día, cuánto y a qué horas determinadas. Explicaré por qué esto me parece perjudicial, y poco recomendable. Es más coherente que tú mismo(a) entiendas qué elegir, y te vuelvas experto en conectar con tu verdadera hambre/saciedad y tu salud integral.

Mi razonamiento al respecto tiene varios matices. El más importante es que si queremos arreglar nuestra salud, restaurar ejes hormonales averiados e prediabete o diabetes tipo 2, mejorar nuestra composición corporal o saber gestionar una condición crónica como la diabetes tipo 1, es fundamental que aprendamos a conectar con nuestra hambre real, y empecemos por quitarnos de la cabeza la idea de que es “obligatorio” comer a cierta hora fija, en horarios rígidos, “porque ya toca” y no porque realmente sintamos hambre. Lo coherente con nuestra genética, lo evolutivo y ancestral, es comer solamente cuando tengamos hambre – nunca durante nuestra evolución existió tanta abundancia de alimento como ahora, en especial tantos comestibles dañinos e incoherentes con nuestros genes. De ello se deriva que, durante nuestra evolución, jamás existió la idea de comer en horarios fijos.

En tiempos ancestrales, la escasez de alimento era la constante – y nuestros cuerpos evolucionaron bien adaptados a sobrellevar esa escasez. Se comía cuando se encontraba comida, lo cual ni siquiera era necesariamente a diario. La sobreabundancia de comida en estos tiempos nos está enfermando y matando; y nuestro metabolismo no evolucionó para gestionar un bombardeo constante de comestibles a todas horas, ni para gestionar disparos constantes de la glucosa en sangre.

A fuerza de adoptar costumbres antinaturales e incoherentes con nuestra genética, lo evolutivo y ancestral nos fue quitado: ahora perdimos esa conexión con nuestro cuerpo y con sus señales. Si queremos arreglar nuestra salud y tener bienestar, es imperativo recuperarla. El hambre sucede mediante toda una regulación hormonal compleja. Y para regular esas averías hormonales, el camino no es que alguien más te diga qué comer y a qué hora. Eso resulta perjudicial y nos aleja aún más de la propia regulación y la propia salud. En específico en la diabetes cuando hay una avería en la hormona insulina, lo primero es ir estabilizándola de forma endógena (en prediabetes o diabetes tipo 2) y de forma exógena (en diabetes tipo 1).

También me piden a veces que fabrique un menú estándar “para niños”, ¡y eso sería peor todavía!… Los niños, antes de ser moldeados por hábitos de alimentación artificiales e incoherentes, tienen más sabiduría en ese sentido: por su corta edad, se les ha distorsionado menos en esa regulación, misma que no conviene que pierdan. El hábito – quizá bienintencionado, pero contraproducente – de obligarles a comer a ciertas horas, u obligarles a terminar todo lo que hay en su plato, les enseña a ignorar las señales de su cuerpo desde pequeños. Irónicamente, ¡los adultos después debemos re-aprender esa intuición a la hora de comer, cuando queremos arreglar nuestro metabolismo dañado!… Si un niño no tiene hambre, no conviene obligarle a que coma, aunque tenga diabetes tipo 1, en tal caso deberamos estabilizar y aprender a gestionar la insulina exógena para conseguir verdadera normoglucemia y entonces que la “nutrición adecuada” se produzca de forma interna y no a partir de un “menú perfecto”.  

Hay madres y padres que se alarman y se preocupan; y para muchos es casi irresistible presionar a los niños a comer más, obligarles, amenazarles o incluso castigarles “por no comer” o “por no terminar su plato”. Escribí hace poco sobre el método de Baby-led Weaning, y por qué conviene permitir que el niño, desde bebé y conforme a su edad, sea activo en su proceso de alimentación, y no solamente un ente pasivo al cual le obligan a comer. Conviene dejar que los propios niños se auto-regulen, ellos saben bien cuándo tienen hambre y cuándo no – desde luego dándoles a elegir solamente entre opciones coherentes y saludables, y no opciones que incluyan chatarra o “porquería”. No hay motivo de alarma si en algún momento no les apetece comer: ¡ningún niño se va a dejar morir de hambre en presencia de alimentos coherentes con su salud y su genética!…

Y lo mismo vale para los adultos y su proceso de aprendizaje acerca de qué alimentos son coherentes para su salud y bienestar. Todo esto es parte de ser un profesional respetuoso, que acompaña al paciente de igual a igual, en lugar de decirle “te tocará comer esto y lo otro, a tales horas”.

Otro motivo es el respeto a la individualidad de cada uno; no solamente en cuanto a salud, parámetros genéticos, tolerancias o intolerancias a ciertos alimentos, patrones diarios de hambre y saciedad, sino también naturalmente los gustos de cada uno, o los alimentos locales que tenga disponibles en su región. Naturalmente, habría que desconfiar de inmediato de un nutricionista que, durante la consulta, sin siquiera mirar parámetros o analíticas individuales, saque un menú estandarizado “del cajón” y pretenda darlo a cualquier paciente. Sin embargo, incluso si yo me pusiera a crear menús “personalizados” aun considerando la individualidad de cada uno, aun asíestaríamos ignorando la responsabilidad que cada persona tiene de aprender; y de ir creciendo en este aprendizaje de todos los aspectos que mencioné antes: qué me gusta, qué tolero mejor o peor, y si esto varía según el momento del día, a qué horas me suele dar hambre, si hice ejercicio y entonces siento más apetito o el deseo de comer más, si soy mujer y según mi ciclo hormonal van cambiando mis necesidades y apetencias… Sólo si yo me adueño de mi proceso de aprendizaje, puedo entonces adueñarme de mi salud y saber cómo debe ser mi menú individual, diseñado por mí y pensando en mis necesidades, tolerancias, deseos, disponibilidades de alimentos reales en mi región, etc.

Por ejemplo, es lógico pensar que un menú variará según si la persona tiene intolerancias a ciertas sustancias, como pueden ser la celiaquía, intolerancias a los lácteos u otros alimentos, etc.

Otra consideración muy importante debe ser el objetivo que me he marcado, al implementar cambios en mi alimentación. Ser consciente de, ¿por qué estoy haciendo esto? ¿Por qué sí como o por qué evito comer tal o cual alimento? ¿Para mejorar mi composición corporal, regular la glucemia, o reparar alguna avería hormonal?… En mi caso, la gestión de la glucemia y el objetivo de alcanzar la normoglucemia, son el pilar fundamental de mi alimentación, por lo que mi menú estará orientado en ese sentido: el de la regulación glucémica. Si deseas escuchar ejemplos de cómo aplico yo estas ideas y estos objetivos a mi propia auto-regulación, hablé hace poco de “¿qué como en un día?” y por qué.

¿Por qué fracasan las dietas convencionales?

Si reflexionamos en todas las “dietas estándar” que la gente suele seguir, y por qué fracasan en la abrumadora mayoría de los casos, entenderemos por qué es mala idea ya desde el inicio, el dejar que otra persona nos diseñe el menú. En la siguiente tabla enumero, del lado izquierdo, lo que comúnmente se dice o se cree sobre las dietas, así como las razones por las que suelen fracasar, y en el lado derecho planteo mi respuesta y mi alternativa para conseguir con éxito nuestros objetivos.

Creencias comunes sobre las dietasMi alternativa o recomendación profesional
Un estudio de la Universidad de Melbourne descubrió que, tras someternos a una dieta “tradicional” (que suelen ser hipocalóricas, es decir, se concentran en reducir calorías), el cuerpo entra en un estado biológicamente alterado. El cuerpo actúa como si estuviera muriéndose de hambre, y adapta el metabolismo para retener sus reservas de grasa lo más posible, y para recuperar rápidamente los kilos perdidos.Esto es porque, como he mencionado antes, los procesos de ganar o perder peso no tienen nada qué ver con calorías, sino con hormonas. Este tipo de dieta hipocalórica suele fracasar porque altera los niveles de la hormona ghrelina, a menudo llamada “la hormona del hambre”. Por eso con una dieta tradicional se siente hambre a todas horas, y además se vuelve dificilísimo perder peso.
Debemos mirar primero tu estado hormonal, sobre todo en mujeres ya que nuestro funcionamiento hormonal es complejo y cíclico, si no se mira primero el estado hormonal corremos el riesgo de enfermar y alejarnos aún más de adelgazar.
Palabras como “dieta” y “régimen” se siguen asociando a sacrificio, sufrimiento, privación y nada de disfrutar comidas.Se tienen que resolver primero los mitos y paradigmas que nos han llevado a pensar de cierta manera. Dar la educación en salud que la persona necesita, y entonces el hacer buenas elecciones se vuelve más fácil, y no un “castigo”.
Cuando buscamos bajar de peso, nos viene a la mente una serie de palabras que dificultan el proceso: sacrificio, culpabilidad, ansiedad, adiós a las “comidas ricas”, etc.El acompañamiento de un profesional que empatiza con ello, y que prioriza la salud, es esencial para poder enfocarse con energía y seguridad hacia el bienestar. Adelgazar será una consecuencia, y no un objetivo en sí mismo.
Cuando otra persona me diseña un menú, doy la responsabilidad a otro, y no conecto con mi verdadera hambre y saciedad.El tener un proceso de aprendizaje responsable, ayudará a cumplir objetivos. Sobre todo en mujeres, por nuestra naturaleza de ciclicidad, es importante conectar con estos cambios, sensaciones, y responder con salud ante ellos. Si te educas es más fácil que lo puedas hacer de forma responsable y con autocuidado.
Antes de empezar una dieta, es importante preguntarse sobre las expectativas, y si estas son realistas.Los objetivos en salud integrativa deben adaptarse a cada persona.

Recuerda que en mis programas de acompañamiento, aunque no es buena idea que yo diseñe un menú para ti; sí que doy un listado específico de ingredientes que lo aprendes a identificar y utilizar para que tú mismo hagas las combinaciones y recetas que tú quieras, te doy sugerencias, te escucho, te recomiendo cambios más específicos para ti en tu contexto específico, y en un todo, te acompaño de acuerdo a tus circunstancias y objetivos en salud y glucemia, para facilitarte que logres tus objetivos de manera más segura y efectiva, de la mano de un profesional especializado en prediabetes, resistencia a la insulina, diabetes tipo 2, diabetes tipo 1 y/o diabetes gestacional.

Mi experiencia y mis programas:

Soy Rosy Yáñez, soy Nutricionista con Doctorado, experta en Nutrición y Metabolismo, Diabetes, Alimentación Verylow-carb, medicación efectiva y ayuno intermitente.

Si quieres evitar o prevenir tener diabetes tipo 2, mejorar tu composición corporal tengas o no diabetes tipo 2, o si eres padre o madre de niños o adolescentes con diabetes o eres adulto con diabetes tipo 1 o tipo LADA y quieres seguir aprendiendo sobre el control adecuado de los niveles de glucosa en sangre, te invito a mirar más sobre mis programas de acompañamientoaquí encontrarás mis mejores recursos.

Si tienes dudas, Contáctame AQUÍ por whatsapp para saber si yo te puedo ayudar: https://bit.ly/2HSj8iy

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